Tengo empañada la mente de tristeza de ver cómo los civiles se arman y rearman para defender su territorio, su vida y sus sueños frente al avance del enemigo en tanquetas destructoras y violentando el espacio aéreo para destruir sus vidas.
Estos días y tal vez por largo tiempo, se nos llenarán los ojos de imágenes y lágrimas que torturarán y ralentizarán nuestras esperanzas cuando más lo necesitábamos luego de haber sufrido una pandemia universal que nos tuvo encerrados y enmudecidos.
En un momento que el mundo debiera estar más unido que nunca para dejar atrás ese mal tan devastador, emerge la barbarie dirigida por una mente que actúa con una frialdad malvada e inhumana, y frente a la que esperemos, se descubra pronto una vacuna que convierta este virus dictatorial en un simple constipado mundial.
Sin derramar una gota más de sangre
( Me ha obligado a reflexionar sobre la antítesis del título de mi blog. Por intolerante y por irreflexivo. Nos tiene encogidos y sobrecogidos)
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