Praga, 23/07/2019 |
Y un niño de apenas 3 años, sin pestañear observando durante minutos y minutos una pantalla diminuta para que los padres puedan comer tranquilos
Y en los largos pasillos del hotel, hacinados entre los grandes butacones, idéntico silencio sepulcral de los distintos personajes que iban asomando cosidos a sus terminales móviles...sin escucharse siquiera los pulgares marcar los teclados virtuales...
Y observaba con prudencia y desde la distancia los rostros...
La falta de comunicación entre presentes...entre la gente que tienen enfrente o a su lado
la falta de independencia
la carencia de fuerza de voluntad
la escasez de autonomía y raciocinio
Pensaba en que cada dia que pasa, nuestra dependencia gira en torno a una pantalla y un cargador
y a el terminarán haciéndonos un transplante a vida o muerte...
...Y conocí a un hombre que no tenia teléfono móvil...y reconozco que moría de ganas de hacerme un selfie con el…
no pude resistir la tentación...
¡y sí!, realmente tuve que engancharme a mi corazón gigabyte para poder utilizar ¡¡¡ la cámara¡¡¡