miércoles, 18 de junio de 2014

PABLO MOTOS


Colonizador de masas ante el plasma. Auténtico hechicero de empatía.
 Me asombra su capacidad de engatusar a cuantos invitados acuden a su mesa.
Me sorprende gratamente su ausencia de complejo físico por cuanto,ponga lo que se ponga, generalmente...le sienta agradablemente mal. Y sonríe… y lleva al público de la mano, y se deja caracterizar por ridículo que resulte, y casi siempre termina con una frase o un gesto de agradecimiento sincero hacia lo “distinto” del invitado que les lleva a erizarse mentalmente con toda seguridad.
 Y emociona. E ilusiona. Y en su mesa de debate no hay gritos, ni hay interrupciones.
Se escucha, se juega, se sonríe, se espurga… Y no profundiza en las penurias y errores ajenos.
Y no se “casa” haciendo uso de su espacio con colores políticos de uno u otro bando que tanto llega a aburrir en las televisiones que se disfrazan de independientes.
Y no cansa…y no se cansa.
 Y hasta es tan generoso, que el coche que lleva tanto tiempo esperando para regalar…llegará el día que estadísticamente revierta en su propio patrimonio al ser el último número de teléfono de España que quedará por llamar ( guiño de ojo a la injusta “ inaceptación” telefónica).
Tal vez…debiera plantearse regalar… ¿MOTOS?
Me agrada su exceso de velocidad en TV “moderado”.
Y su ventana a los niños, y al humor, y a la magia, y a lo absurdo, y a lo ilógico...
 Hormiguero de sensaciones
 ¡¡PERMANECE!!

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