Auténticamente sorprendido desde hace unos 4 años que le ví aparecer en un partido televisado cuando probablemente ni se afeitaba. Perplejo con su garra, con sus carreras, con sus golpes, con su instinto demoledor con la raqueta. La imagen de un adolescente luchando contra el mundo. De un guerrero que levantaba al público con golpes y escorzos imposibles, con llegadas a la bola totalmente inverosímiles, con una imagen simpática enfundado en sus "piratas" y hombros al aire al revés que los tenistas que conformaban la élite mundial.
Le sigo desde aquél partido que me hizo comprender que los partidos se ganan con corazón ante paredes imposibles. Es como si le viéramos crecer en cada partido y superar retos cada vez más imposibles.
No puedo negar que este deporte es mi debilidad junto con el fútbol; y me alegra que un niño fortachón y de sonrisa tímida llegara a ser capaz de convertirse en el espejo de miles de niños que tratan de copiar, no sólo su garra y espíritu, sino su más que segura humildad y naturalidad ante unos flashes que a más de uno descolocan y le encumbran en el Olimpo de los Dioses.
Prefiero Nadales que Alonsos. Pues no superarán los límites que la velocidad les hacer dejar de ser moderados y accesibles. Y de paso, será mas facil de adquirir una cinta invariable ceñida al pelo.... que una gorra que de año en año...cambiará de color.
No dejaré de acudir al Master de Madrid. Y más ahora que consiguió ser por fin, el NÚMERO UNO. Luchado y merecido. Y seguro no cambiará su espíritu.
Bo Nadal...moi bó
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